He aquí que Dios yace por tierra

La muerte del Justo. Especificamente de éste Justo mudó la Historia de la humanidad. Hay un antes y un después de Cristo, se cra o no en Él. Se le tenga por un farsante o se reconozca como Dios.
Su muerte ha sido solemnemente llorada y cantada por el poeta francés Paul Claudel en 'Via Crucis', publicado en Paris, en 1911. Aquí reproducimos hoy, en que millones de cristianos celebran los misterios de esa Pascua en tres dias vividos como uno. Al pie del la Cruz y del Sepulcro.
La traducción primorosa es del político e intelectual mexicano Efraín González Luna, realizada en Guadalajara, México, en 1972. La imagen que abre estas líneas es 'Ecce Homo', de Georges Rouault, 1952, Museos Vaticanos.
"He aquí que Dios
No está ya con nosotros
Yace por tierra
La jauría amontonada
Se le ha prendido a la garganta
Como si fuera un ciervo
¡Pero has venido, Señor!
¡Estás realmente con nosotros!
Se han sentado encima de tí
Te hunden la rodilla en el corazón
Esta mano que el verdugo retuerce
Es la diestra del Omnipotente
Han ligado al Cordero por los pies
Han atacado al Omnipotente
Marcan con tiza sobre la cruz su altura
Y su envergadura
Y cuando van a gustar nuestros clavos
Vamos a ver su rostro
Hijo eterno
Cuyo limite es tu sola infinitud
¡Helo aquí, pues, con nosotros
Este lugar estrecho que habías ansiado!
He aquí a Elias que se tiende sobre el muerto
Cuan largo es.
He aquí el trono de David
Y la gloria de Salomón
¡He aquí el lecho de nuestro amor contigo
Recio y Duro!
Es difícil a un Dios
Hacerse a nuestra medida
Estiran los verdugos
Y el cuerpo medio dislocado cruje y grita
Está arqueado, como cuba sobrecargada
Espantosamente tallado en carne viva
A fin de que sea justificado el Profeta
Que lo predijo en estas palabras:
'Han taladrado mis manos y mis pies
Y se pueden contar mis huesos'
Estás preso, Señor
Y no puedes escaparte
Estás clavado de pies y manos sobre la cruz [...]
Me basta este Dios
Pendiente de cuatro clavos.
[...]
Estás solo, como Adán
Cuando estaba solo en el Eden
Estás solo por tres horas
Y saboreas el vino
La ignorancia invencible del hombre
En el apartamiento de Dios
Nuestro huésped se desploma
Y su frente se inclina poco a poco
Ya no ve a su Madre
Y su Padre lo abandona
Saborea la copa
Y la muerte lentamente que lo envenena
[...]
¿Tienes sed Señor?
¿Es de mí que tienes sed?
¿Soy yo lo que falta
Antes que todo esté consumado?
[ D'Vox ]